lunes, 15 de octubre de 2018

Gasolina para el incendio.

Cuando se piensa que se ha visto todo, aparece Nicolás Maduro para mostrarnos que aún se puede ser un poco más irresponsable e insensato. Es un disconforme, piensa que el desastre que ha ocasionado hasta ahora es poca cosa, quiere acabar con todo, y no va a descansar hasta lograrlo; a menos que nosotros se lo impidamos.

No hay palabras para describir el estado de turbación en que se encuentra el pueblo venezolano, ante los anuncios realizados por el presidente "premio nobel de economía", el viernes 17 de agosto. En su rimbombante cadena nacional de radio y televisión sepulto de manera definitiva el mito del viernes negro de 1983; esta fecha, considerada hasta ahora como el símbolo de la debacle económica nacional, representa tan solo una caricia ante el cimbronazo propinado a nuestro sistema financiero por el gobierno venezolano.

Es importante recordar que, en el denominado viernes negro se produjo la primera gran devaluación del bolívar: el diferencial cambiario paso de 4,30 a 7 bolívares por dólar, lo cual significa que, en ese momento nuestra moneda se desvalorizo con respecto a la divisa estadounidense en poco más de 60%. Pues bien, el "genio" que usurpa Miraflores logro la "hazaña" de desvalorizar nuestra moneda nacional en un 2.500%, al reconocer que 1 dólar equivalía a 6.000.000 de bolívares fuertes, en vez, de los 240.000 del tipo cambio oficial hasta ese instante.

Nunca una moneda nacional había sido tan vapuleada; en el mundo, son pocos los casos donde se pueda mostrar un nivel de destrucción tan agresivo. Este gobierno se encargó de que nuestro bolívar perdiera todo su valor, y, aunque el lunes intenten maquillar la situación con su parapeto de reconversión monetaria, ya el daño ocasionado es irreparable. La devaluación más grande de nuestra historia no se quedará allí, en los próximos días, semanas, y meses, nos encontraremos con el ascenso indefinido del dólar frente al bolívar, devolviendo nuevamente los ceros que quisieron eliminar con la reconversión cosmética.

Por si la terrible devaluación anunciada fuera poco, Nicolás Maduro, en su delirante obsesión por acabar con Venezuela, se lanza un incremento salarial de más de 3000%, pasando en moneda actual, de 5.200.000 a 180.000.000 de bolívares, o su equivalente post conversión: de 52 a 1.800 bolívares. Una medida que desde todo punto de vista carece de lógica, la economía no es una partida de dados donde te lo juegas todo a la suerte. Dígame usted querido lector, ¿en que otro país del mundo se puede ver algo similar? ¿se puede entender esto como un plan económico racional?; no podemos calificarlo de otra manera que, de exabrupto, locura, irresponsabilidad, estupidez, ineptitud. Aunque, posiblemente, todo forma parte de su muy bien orquestado plan de gobernar sobre las ruinas de la patria.

Hay que estar loco de atar para seguir lanzando gasolina al fuego hiperinflacionario, pero parece que, para Maduro entender eso resulta una ecuación sumamente completa. Todos los manuales de economía indican que, en una situación de hiperinflación seguir generando dinero inorgánico representa la perfecta combinación para el desastre: no es otra cosa que atizar las llamas, donde el pueblo seguirá quemándose. Lo que se viene es candela pura, la espiral de alza en los precios se hará mas incontrolable que nunca, esas historias de Zimbabue, donde el costo de los artículos solía variar en cuestión de minutos, puede palidecer ante lo que nos espera a los venezolanos, gracias a la irresponsabilidad y falta de cordura de Nicolás Maduro y sus cortesanos. Son como una plaga, que arrasa con todo a su paso.

Nos esperan tiempos difíciles, con ventiscas y huracanes en el horizonte cercano. Nicolás Maduro es un sátrapa a toda prueba, sin sentimientos, ni conciencia, es como un muchacho grande jugando con bidones de gasolina y una caja de cerillas, a punto de incendiarlo todo si le provoca. Es un peligro inminente para Venezuela, su principal enemigo. Tenemos la responsabilidad histórica de librarnos de él, antes que sea tarde, antes que no tengamos país, antes que Venezuela sea un territorio condenado a la miseria perpetua.

Paoli

19 08 2018.

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